martes, 20 de enero de 2015

El cuento de Juan Ranín: Castillos en el aire. (*)


Juan Ranín llevaba en sus pies sus nuevas zapatillas y empezaba su tirada larga dominical soñando despierto. “Con estas zapatillas y mi plan de entrenamiento” se decía “me planto en unas semanas en la salida de mi primera maratón y la acabo,¡ claro que la acabo!” . Juan se regodeaba en sus pensamientos y aun añadía” bueno, bueno… acabar no es para tanto, con el ritmo que tengo pensado a nada que apure un poco hago sub-algo”

Seguía Juan trotando con un ritmo sostenido,  pulsaciones controladas y respiración tranquila mientras pensaba “Y claro, después de la primera… vendrá la segunda. ¡Sí!, en tres o cuatro meses más podría rebajar unos cuantos minutos. ¿Unos cuantos? No,no,no, que menos que un cuarto de hora; total no dejan de ser 20 segundos por kilómetro y eso no es nada para mí que me salen los kilómetros solos y a unos ritmos que quitan el hipo”

Los kilómetros pasaban fáciles y Juan borracho de futura gloria aumentaba el ritmo y sus pretensiones se veía entando en meta con un crono excepcional, el público y los medios lo nombraban “Veterano revelación”, las revistas se peleaban por publicar sus planes de entrenamiento y hasta Mr. Daniels se rendía a su pies pidiéndole colaborar en la elaboración de un libro a cuatro manos… “No sé, no sé, como que igual le digo que no, ese Daniels no sé si sabe mucho de esto, me da a mí que se querrá arrimar a mi fama. Mejor lo escribo solo”

Juan aumento más el ritmo mientras paladeaba sus futuras victorias y entonces su gemelo dijo basta y se rasgó. Así que Juan se quedó sin nada: sin maratón acabada, sin sub-algo, sin bajar quince minutos del sub-algo, sin ser “Veterano revelación”, sin publicar sus planes de entrenamiento y sobre todo todos los corredores del mundo se quedaron sin poder leer el “Ranin´s Running Formula”


MORALEJA: La tortuga corre si usted le deja. (o deja en los comentarios la tuya)

(*) Adaptación runeril verosimil de "El cuento de la lechera" de Esopo.

1 comentario:

  1. Dentro de todo corredor popular habita una lechera soñadora. Me ha gustado el cuento y que vuelvas a darle a la tecla

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